Ericka Viktoria Poitán Us,bKrista Zaret Valladares Domínguez,bKarla Rosángel Cordón-Arrivillaga,bet al.b{
Introducción
El estado nutricional (EN) describe la forma en que un individuo maneja la ingesta de alimentos, cómo estos
son utilizados por el organismo y si satisfacen los requerimientos nutricionales según su edad, sexo, estado
fisiológico y nivel de actividad física (Da Silva Duarte et.al., 2019). Este estado refleja la salud general y tiene
un impacto significativo en la funcionalidad física y cognitiva, el riesgo de enfermedades y la calidad de vida.
Un deterioro en el EN puede aumentar la morbimortalidad asociada a enfermedades agudas y crónicas. La
malnutrición, ya sea por deficiencia o exceso, surge de un desbalance entre la ingesta de nutrientes y sus
necesidades, lo que provoca cambios metabólicos y funcionales que se manifiestan en alteraciones en los
marcadores nutricionales y la composición corporal (García Almeida et al., 2018; Tafur Castillo et al., 2018).
El indicador antropométrico más utilizado para evaluar el EN es el índice de masa corporal (IMC), el cual
permite hacer un diagnóstico rápido del déficit o exceso de peso en relación con la altura (Guamialamá
Martínez & Salazar Duque, 2018; Gutiérrez Cortez et al., 2020; Herazo Beltrán et al, 2019).
La obesidad y el sobrepeso son problemas del EN que han alcanzado cifras epidémicas en los últimos años.
Las causas de estos problemas de salud son diversas, incluyendo factores genéticos y aspectos del estilo de vida,
como poca actividad física, dieta rica en carbohidratos y lípidos, bajo consumo de frutas y verduras, entre
otros (Kaufer Horwitz & Pérez Hernández, 2022; Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2021). En
América Latina, el informe del Banco Mundial sobre obesidad del año 2020 registró que el 60% de personas
adultas son obesas, con mayor prevalencia en mujeres (40%) en comparación con hombres (30%) mayores de
20 años (Banco Mundial, 2020). En Guatemala, para el año 2013 el 55% de las mujeres y el 19.4% de los
hombres mayores de 20 años presentaban sobrepeso, mientras que la obesidad afectaba al 19.1% de las
mujeres y al 4% de los hombres (Sam Colop, 2019; Ng et al., 2014).
La obesidad y el sobrepeso se asocian a un mayor riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles
(Kaufer-Horwitz & Pérez Hernández, 2022; OPS, 2021), así como con afecciones como la hipovitaminosis,
especialmente la deficiencia de vitamina D (Acosta Cadeño et al., 2017), se ha descrito una prevalencia muy
variada que oscila entre 21-62% en la población con obesidad y existen diferentes hipótesis que explican el
déficit en este estado (Loya López et al., 2011). En individuos obesos, la deficiencia de vitamina D puede ser
exacerbada por dos razones principales. Primero, la vitamina D y sus metabolitos tienen baja solubilidad, lo
que lleva a un almacenamiento excesivo en el tejido adiposo subcutáneo. Este almacenamiento reduce la
biodisponibilidad de la vitamina D al limitar su liberación en la circulación. Segundo, los individuos con
obesidad suelen tener menor exposición al sol, ya sea debido a una movilidad reducida o a hábitos de
vestimenta que minimizan la exposición solar (Mendoza Zubieta & Reza Albarrán, 2011; Valle-Leal et al.,
2017.) Por esta razón, la deficiencia de vitamina D se ha relacionado con alteraciones en el estado nutricional,
particularmente en individuos con obesidad (Acosta Cedeño et al., 2017; Kaufer-Horwitz & Pérez
Hernández, 2022; Mendoza Zubieta & Reza Albarrán, 2011; Valle-Leal et al., 2017).
La vitamina D ejerce diferentes funciones en la regulación de distintos sistemas del cuerpo humano, por lo
que el organismo responde negativamente a su deficiencia. En consecuencia, la deficiencia de vitamina D
causa alteraciones en los sistemas inmunológicos, intestinal, renal, pancreático, entre otros (Montero García,
2017; Gradillas García, 2015; Monge Rodríguez, 2024), sin embargo, a pesar de lo anterior, en Guatemala no
se cuentan con datos suficientes acerca de la prevalencia de deficiencia de vitamina D que contribuyan a una
base de apoyo para la realización de investigaciones, ya que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social
(MSPAS) no cuenta con una base de datos que caracterice a la población en riesgo de padecer déficit de
Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
PDF generado a partir de XML-JATS4R