da, mientras que la mandíbula inferior hacia la derecha, o viceversa. Lo cual imposibilita la oclusión
normal (Pomeroy, 1962; Handel et al., 2010; Van Hemert et al., 2012b; Souza et al., 2016; Valdebenito et
al., 2018; Purificação, 2019). Existen otros tipos y combinaciones, pero las deformidades más observadas
son la mandíbula superior elongada y los picos cruzados (Pomeroy, 1962; Valdebenito et al., 2018;
Purificação, 2019).
Algunas de las causas reportadas de deformidades del pico incluyen enfermedades y colisiones.
Recientemente, se descubrió un nuevo virus aviar identificado como Poecivirus, que se asocia a la
enfermedad del trastorno de queratina aviar, la cual provoca el crecimiento anormal de la capa de queratina
del pico (Zylberberg et al., 2018). Esta enfermedad ha sido la principal causa de deformidades del pico en
varias especies de aves silvestres (Zylberberg et al., 2018; Zylberberg et al., 2021). En los psitácidos, tanto
en cautiverio como silvestres, los picos deformes pueden ser causados por el virus que provoca la
enfermedad del pico y las plumas (Fogell et al., 2016). Los traumatismos físicos también generan picos
deformes (Demir & Gerbaga-Özsemir, 2021). Por ejemplo, las colisiones con estructuras antrópicas pueden
provocar fracturas, tumoraciones y pérdida de partes del pico (Verea et al., 2012). Además, se mencionan
otras causas toxicológicas, infecciosas y nutricionales (Pomeroy, 1962; Handel et al., 2010; Demir &
Gerbaga-Özsemir, 2021; Van Hemert et al., 2025). En aves silvestres mantenidas en cautiverio, las
deformidades se pueden originar por la falta de abrasión o desgaste normal del pico y por cambios en la
dieta natural (Pomeroy, 1962; Handel et al., 2010; Aceituno, 2012). Por ejemplo, en Honduras se
documentó el caso de un individuo de ave rapaz en cautiverio, incapaz de alimentarse por sí mismo debido
al alargamiento de ambas mandíbulas (Aceituno, 2012).
El registro de especies de aves silvestres con picos deformes se ha realizado desde el siglo pasado
(Pomeroy, 1962; Craves, 1994). A partir de la década de 1990, este fenómeno llamó más la atención
debido a una concentración inusual de casos de picos deformes en Alaska, Estados Unidos. Se registraron
más de 2,500 casos en treinta especies de aves silvestres, aunque solo una especie (carbonero cabecinegro,
Poecile atricapillus) abarcó más del 80 % de los casos. Esta fue considerada la mayor epizootia
(enfermedad animal contagiosa) en poblaciones de aves silvestres (Handel et al., 2010). El alargamiento,
cruce y curvatura de los picos en esta y otras especies se atribuyó a la infección por Poecivirus (Zylberberg
et al., 2018; Zylberberg et al., 2021). Recientemente, también en Estados Unidos, se encontraron tasas
anormalmente altas de picos deformes en un ave rapaz (gavilán cola roja, Buteo jamaicensis). En este caso
no fue posible establecer de manera concluyente la causa de los picos deformes, ya que el Poecivirus se
identificó solamente en uno de los individuos estudiados (Van Hemert et al., 2025).
Las deformidades del pico han sido registradas en varias regiones del planeta (Pomeroy, 1962; Craves,
1994; Punjabi & Samson, 2023). Sin embargo, prevalecen los registros de las regiones templadas del
hemisferio norte, con algunos casos en el hemisferio sur (Gorosito et al., 2016; Souza et al., 2016). En el
Neotrópico, los registros de aves con picos deformes eran escasos a inicios de la década de 2010 (Verea &
Verea, 2010). Desde entonces se han publicado registros de especies con picos deformes en países como
México (Tinajero & Rodríguez-Estrella, 2011; Blancas-Calva, 2013; Márquez-Luna et al., 2015; Tinajero,
2023), Honduras (Aceituno, 2012), Venezuela (Verea et al., 2012; Lentino, 2018), Brasil (Sazima et al.,
2016; Souza et al., 2016; Purificação, 2019; Legal et al., 2021; Alencar et al., 2024; Ortúzar-Ferreira et
al., 2024), Paraguay (Smith et al., 2019; Faria-Ribeiro et al., 2021), Argentina (Bianchini & Arenas, 2014;
2018; Gorosito et al., 2016) y Chile (Valdebenito et al., 2018). No obstante, aún falta más investigación
sobre esta condición para comprender mejor las causas y la ocurrencia en todo el continente americano
(Smith et al., 2019; Alencar et al., 2024). Por lo tanto, publicar más casos permitiría documentar la
ocurrencia de este fenómeno en la región neotropical. En ese sentido, el presente reporte da a conocer
el registro de un individuo de eufonia olivácea (Euphonia gouldi; Passeriformes: Fringillidae) con pico
deforme, realizado en una reserva natural del nororiente de Guatemala.